Gripe y frío son dos palabras que suelen ir siempre asociadas. Además, este invierno esta enfermedad está teniendo una especial incidencia, habiendo llegado en algunas comunidades autónomas al nivel de epidemia. La alimentación, como suele suceder en el caso de muchas patologías, es una gran aliada. De hecho, hay alimentos que son muy útiles y efectivos para combatir sus síntomas, sentirse mejor y evitar cogerla.

Los alimentos

La ingesta de vitamina C es crucial para combatir la gripe, tanto si ya se tienen síntomas como si todavía no han hecho su aparición. Entre los alimentos que presentan un alto nivel de su contenido y que son muy beneficiosos para este fin está el kiwi y el pimiento rojo, principalmente, así como la naranja.

El caldo de pollo también es conveniente tomarlo porque tiene propiedades anti-inflamatorias y descongestionantes. Además, hay que tener en cuenta que los caldos, en general, ayudan a mejorar la congestión nasal y a eliminar la mucosidad, aparte de ayudar a que el organismo esté mejor hidratado.

La miel es otro de los grandes aliados porque alivia el dolor de garganta, aparte de ayudar a tener menos tos. Otro de sus beneficios es que, tomada con zumo de limón o té de limón, potencia sus propiedades.

Los productos lácteos como yogures son recomendables porque se reducen los síntomas de la gripe gracias a las bacterias que contienen los lácteos fermentados. De esta manera, tomar dos al día es positivo porque se aumenta la respuesta inmune del organismo.

Remedios naturales

Cuando se tiene mucha congestión nasal, es muy útil tomar alimentos o especias picantes porque facilitan la descongestión gracias a la capsaicina que incorporan, aunque se deben ingerir con moderación para evitar el efecto contrario, es decir, una mayor irritación.

Y también se pueden tomar algunos productos de fitoterapia como, por ejemplo, el jengibre por sus propiedades anti-inflamatarias. De este grupo también forman parte el sauco porque es contribuye a reducir la fiebre o la equinácea purpúrea, que ayuda en la prevención y acortar la duración del resfriado o del proceso gripal.