Durante la infancia se produce una aproximación al mundo artístico desde diferentes perspectivas. La cercanía con la lectura es visible en la narración de historias y cuentos. Pues bien, existe una modalidad creativa que propicia la experiencia artística a través de un proceso divertido: la pintura de dedos. Los niños utilizan una pintura segura que se aplica directamente con las manos.

La dactilopintura: una actividad artística

De este modo, los pequeños artistas imprimen su toque personal sobre el material elegido para plasmar la obra. Es una propuesta de entretenimiento que recibe el nombre de dactilopintura. Es un ejercicio que puede empezar a practicarse a partir del primer año de vida. Sin embargo, el niño debe estar acompañado por otro adulto durante todo el proceso creativo (es importante que no se lleve las manos a la boca).

El lenguaje artístico conecta no solo con la belleza de la pintura, sino también con el mundo emocional. Pintar es una forma de expresión que, en consecuencia, exterioriza emociones y sentimientos. Es una experiencia sensorial en la que intervienen especialmente los sentidos de la vista, el oído y el tacto. El niño descubre nuevos materiales y texturas.

Durante la realización de un ejercicio creativo, explora nuevas habilidades. Por tanto, la pintura alimenta su amor propio.

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Pintar con las propias manos

Hay otras propuestas artísticas en las que el niño, en otras etapas más avanzadas, también utiliza sus manos para mover recursos especializados. Existen diferentes alternativas, por ejemplo, un pincel, un lápiz o un rotulador. Sin embargo, la pintura de dedos tiene la particularidad de que no requiere de ningún artículo añadido. Es un material seguro que se limpia con la máxima facilidad utilizando agua.

Aunque se trate de una actividad que los niños pueden empezar a disfrutar a partir del primer año, es posible esperar más tiempo para sumergir al peque en dicha experiencia. De este modo, tiene la capacidad de seguir algunas indicaciones.