El verano es una de las épocas del año en las que es más habitual sudar, aunque también las personas que hacen ejercicio físico o practican algún deporte sudan durante todo el año. Incluso, hay quienes que, aunque no hagan ninguna actividad, suelen tener una alta sudoración. De manera generalizada, se tiende a hacer uso del desodorante, sobre todo, para evitar el mal olor o un exceso de sudor. Sin embargo, existen otros productos que son muy útiles y, quizá, menos conocidos. Aquí los explicamos con el fin de elegir el que mejor se adapte a cada caso.

Desodorante

Es el más conocido. La clave de este producto está en que quita el mal olor. De este modo, su principal función es la de camuflarlo con fragancias agradables. No obstante, también hay otros desodorantes que contienen activos que impiden el crecimiento de las bacterias cutáneas que son las responsables de generar ese mal olor.

Estos desodorantes suelen incluir ingredientes como el citrato de plata, el citrato de zinc o el triclosán. Es importante aclarar que ninguno de estos componentes evita que se sude. Tan solo impide la proliferación de esas bacterias y el mal olor.

Antitraspirantes

Otra alternativa son los antitranspirantes. Estos productos se caracterizan por comenzar a actuar un paso antes que el desodorante. Su principal función es la de regular la humedad de la axila, de manera que se reduce la formación de sudor.

sudor
Estos productos suelen contener sales de aluminio, que son las que tienen la capacidad de reducir el flujo de sudor. En concreto, el ingrediente que nunca falta es el clorhidrato de aluminio (ACH). Este compuesto reduce de forma temporal la secreción de las glándulas sudoríparas y su tamaño al quedar depositado en la parte superficial del conducto de las glándulas.

Es un sistema con el que también se impide que las bacterias de la piel se descompongan. En consecuencia, se evita el mal olor. Así, es una protección más completa, al tratar cantidad de sudor y olor.