
El estrés, la falta de descanso, cambios de estación o una mala alimentación son algunos de los principales factores que hacen que el sistema inmunológico se debilite y el cuerpo no disponga de las defensas suficientes para hacer frente a posibles enfermedades. Sin embargo, puede fortalecerse con una dieta específica en la que no tiene que faltar una serie de alimentos clave.
La dieta
Para fortalecer las defensas, siempre se debe seguir una alimentación saludable, hacer ejercicio de forma periódica y moderada y descansar y dormir bien. La dieta tiene que tener en cuenta aquellos alimentos que realizan un importante aporte de vitamina C, así como de zinc, magnesio, cobre, otros minerales y más vitaminas.
Los mejores alimentos
Y, ¿dónde se puede encontrar este ‘cocktail’ de vitaminas y minerales? La respuesta es sencilla porque son alimentos que seguro que están en el hogar y que, además, se compran en cualquier establecimiento. Uno de ellos es la miel, que tiene propiedades antibacterianas y antisépticas. Una particularidad por la que es muy utilizada para reforzar las defensas y para evitar la tos, irritaciones de garganta…
El yogur tampoco es conveniente que falte en la dieta por las bacterias que contiene que, sobre todo, ayudan al correcto funcionamiento del intestino y a evitar los problemas relacionados con el mismo.
Por supuesto, está el agua, que es fundamental. Lo recomendable es beber unos dos litros de agua al día. Además, cuando se tienen problemas de mucosidades hay que incidir en beberla porque ayuda a disolverlas.
Los cítricos son otros de los imprescindibles en una dieta para reforzar las defensas por su aporte de vitamina C. Entre los más aconsejables está el limón, naranja, mandarina, pomelo y la lima. Además, también es rico el kiwi.
Las verduras frescas son fundamentales, así como las setas y los hongos, incluyendo su más amplia variedad: desde el champiñón a los níscalos… Por su composición, son grandes potenciadores del sistema inmunológico.
Finalmente, está la cebolla, que es una gran aliada contra las enfermedades respiratorias y pulmonares, y el ajo, que es el antibiótico natural por excelencia, así como los frutos secos, que son una importante fuente de minerales con lo que se facilita el correcto funcionamiento del sistema inmunológico.