En mayor o menor medida, podríamos decir que todos nos movemos en busca de la felicidad. Estamos de paso en esta vida, así que hacemos todo lo posible por vivirla con alegría, con una sonrisa de oreja a oreja aunque no siempre sea posible. De ahí que la Universidad de Harvard (Estados Unidos) se haya metido de lleno en un estudio que ya tiene conclusiones. Los resultados, si sigues leyendo, te sorprenderán.

Lo material no lo es todo

No todo en esta vida es tener dinero y fama. Podemos caer en la trampa de pensar que eso es lo que da la felicidad, pero se trata de una felicidad efímera. De hecho, hay personas multimillonarias que se han suicidado por depresión, porque su vida no les llenaba a pesar de tener mucho dinero en el banco.

Según el Estudio del Desarrollo de Adultos que se puso en marcha en Harvard en 1938, la clave de una vida plena pasa por las relaciones personales, que son las que nos hacen ser felices para envejecer de la mejor forma posible.

Robert Waldinger, profesor de Psiquiatría en la Escuela de Medicina de Harvard, es la cuarta persona que se ha hecho cargo de un estudio que no parece tener fin. Empezaron con 724 hombres de los cuales solo 60 continúan con vida. Algunos de ellos son nonagenarios, así que han empezado a estudiar a los más de 2.000 hijos de esas personas.

Huye de la soledad

Todas ellas reciben encuestas que deben contestar y se someten a entrevistas personales. De hecho, incluso se les ha realizado escáneres cerebrales y se les ha extraído sangre. La conclusión a la que han llegado es inequívoca: los problemas y la soledad son perjudiciales, mientras que las relaciones sociales nos ayudan a envejecer con salud, al tiempo que nos apartan de enfermedades mentales como la que propicia una pérdida de memoria.

El problema es que las relaciones sociales están en peligro por culpa de las redes sociales. Comunicarse a través de un ordenador o un teléfono móvil no es lo mismo que comunicarse en persona. De ahí que sea tan importante salir a la calle para relacionarse con los demás. No hay que dejar de ir a tomar algo, salir a cenar, pasar un día en la playa o quedar para asistir a un concierto.