Como seguramente ya sabrás si nos sigues habitualmente,  somos muy fans de la restauración de muebles. Creemos que a todo hay que darle una segunda oportunidad, así que la mejor manera de reciclar en el mundo de la decoración pasa por tratar de restaurar piezas de mobiliario, algo que puede ser más sencillo de lo que crees.

Evidentemente, para que todo salga a pedir de boca debes contar con las herramientas necesarias y con todo un sinfín de productos que te ayudarán a obtener los resultados deseados, como es el caso de la cola blanca.

DIY

Lo que conocemos como DIY (Do It Yourself) cobra más sentido que nunca cuando se trata de llevar a cabo trabajos relacionados con muebles que son antiguos. Tienes que sacar tu lado más creativo, valerte de un pincel y lograr que esa pieza que parecía haber llegado al final de su vida útil vuelva a cumplir con una función que te haga la vida más fácil.

Consideraciones importantes

Para empezar, lo primero que debes tener claro es que es mucho mejor trabajar en interior que en exterior, ya que de esta forma evitas los problemas que pueden surgir por culpa de las condiciones climatológicas. El sol, la lluvia y la humedad pueden afectar a la madera.

Dicho esto, los primeros pasos suelen llevarnos a la limpieza de los muebles a conciencia. Una vez finalizada, lo que hay que hacer es ponerse manos a la obra con el lijado, ya que de esta forma estaremos obteniendo la superficie lisa que permite trabajar en condiciones.

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Antes de ponerte a pintar, recuerda sumergir las brochas en agua durante al menos 10 horas y dejarlas secar, ya que gracias a ello te asegurarás de que ninguna cerda suelta acabará pegada en el mueble mientras estás pintando. De la misma forma, ten en cuenta que para volver a utilizar esas brochas no hay nada como limpiarlas con disolvente y envolverlas con plástico de periódico guardándolas en posición horizontal.

Cuando hayas puesto punto y final a tu trabajo de restauración de muebles, bastará con que te asegures de que todos los productos están bien cerrados y que no hay ni rastro en los bordes. Por otra parte, cuando vayas a barnizar los muebles que hayas restaurado, fíjate muy bien en el tiempo, ya que los días lluviosos y de mucha humedad son los que hay que evitar a toda costa. Mejor un día soleado para llevar a cabo esa tarea.