Escocia es una tierra con muchas poblaciones por recorrer que van más allá de su capital y de las ciudades más grandes o importantes. En cualquier parte, hay pequeños lugares, algunas localidades son de tamaño medio, que tienen mucho encanto, además de estar repletas de historia, tradición y arte. Aquí te vamos a hacer algunas propuestas que deberías tener en cuenta en el próximo viaje a Escocia porque realmente son muy bellas.

Melrose

La primera parada dentro de Escocia la hacemos en Melrose. Aquí está una de las cuatro abadías de los Bordes. En ella, hace 800 años se oían por sus calles los cánticos de sus monjes vestidos con unas túnicas blancas.

En este emplazamiento histórico no hay que perderse las ruinas que rodean a la abadía ni hacer un recorrido para tratar de encontrar el lugar en el que está enterrado el corazón del Rey Robert Bruce.

También es recomendable visitar Abbotsford, que es la casa señorial habitada por Sir Walter Scott. Impresionante es ver las estanterías y los muebles de la época, así como las colecciones del Sir.

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Y, por supuesto, no hay que irse sin pasear por los magníficos jardines de la zona y sus rutas en los alrededores ni ver las tiendas y cafeterías, que están situadas cerca de la calle principal. Otro atractivo es el campo de rugby, que alberga el torneo internacional Melrose Sevens desde el año 1983.

Arbroath

Además de Melrose, otro enclave de gran belleza en Escocia es Arbroath donde está la Abadía de Arbroath, que tiene una importante trascendencia histórica porque en ella la nobleza escocesa redactó la Declaración de Arbroath al Papa hace aproximadamente 700 años para confirmar que Robert Bruce era el único rey de Escocia.

Arbroath es un pueblo costero con gran encanto en el que hay que probar el Arbroath Smokie, que es un abadejo fresco del Mar del Norte ahumado sobre madera de roble. Es el único lugar del mundo en el que puede degustarse puesto que está protegido.